D. Juan Alfonso de Alburquerque:
D. Juan Alfonso de Alburquerque fue un caballero de origen portugués, nieto de reyes portugueses y castellanos, por línea ilegítima. Era hijo de D. Alonso Sánchez (a su vez hijo bastardo del rey D. Dionis de Portugal y de Dña. Aldonza Rodrígues Téllez). Su madre fue doña Teresa Sánchez (al parecer hija natural de D. Sancho IV de Castilla y doña María Alonso Ucero). Los biógrafos portugueses, suelen aplicarle el calificativo de "Bueno".
Dada la gran amistad y el parentesco que le unía a Alfonso XI (El Justiciero), del que era primo, se le encargó ser ayo y preceptor de su hijo D. Pedro, del que era, a la vez, tío por doble línea de sangre. Posteriormente, D. Pedro I el Cruel le haría su valido, durante el primer período de su reinado (1350-1356).
- Pedro I había nacido en Burgos, en el año 1334 y era hijo del rey Alfonso XI y su legítima esposa María de Portugal. Siempre vivió apartado de la Corte junto a su madre, desplazados por Leonor de Guzmán, favorita del rey, y por los hijos naturales que ambos tuvieron. En esta situación ejercería de ayo de Pedro I el caballero de Alburquerque.
D. Juan Alfonso de Alburquerque casó con una pariente suya -Dña. Isabel de Meneses-, reuniendo así en el matrimonio las dos ramas de su familia portuguesa y acumulando sus inmensos señoríos. Tuvo un hijo, al que puso su mismo nombre, que fue Alférez Mayor del Infante D. Pedro. Sin noticias posteriores de él, posiblemente porque muriera, su segundo hijo del matrimonio, D. Martín Gil, es nombrado como Adelantado Mayor de Murcia y en un privilegio fechado en Murcia, el 12 de Febrero, dirigido a la ciudad de León, por el cual se concedía privilegios a esta ciudad, figura como señor de Medellín. A su muerte, envenenado según las Crónicas del Rey D. Pedro, al no dejar herederos, el señorío de Medellín -muy apetecido por su extensión y riqueza- pasa a manos de su padre Don Juan Alfonso de Alburquerque.
El poder de este noble fue total en la primera parte del reinado de Pedro I, quien le declara su valido, dejándole hacer en todas las tareas de gobierno.
En 1350 accede al trono Pedro I, al morir su padre Alfonso XI. Hasta 1355 vive influenciado por su madre y por Juan Alfonso de Alburquerque, en manos de quien deja el gobierno efectivo. Este noble de origen portugués tenía la plena confianza de la Reina madre, siendo su primer acto de gobierno encarcelar y asesinar a Leonor de Guzmán (1351).
Con el caballero de Alburquerque se reunieron las Cortes en 1351. El gran problema que se planteó fue el de poner freno al alza de precios y salarios, lo que motivó que se decretase un ordenamiento de menestrales. También se reguló el apellido para la persecución de los malhechores. Los judíos recibieron en las Cortes una inesperada protección oficial. En política exterior, Alburquerque impuso una orientación de acercamiento a Francia; esto provocó una viva reacción inglesa, lo que se tradujo para la marina cántabra en el desastre naval de Winchelsea (1350). También preparó Alburquerque el matrimonio de D. Pedro I con una infanta francesa, Blanca de Borbón. Pero este matrimonio, celebrado en 1353, fue un rotundo fracaso; el rey abandonó al tercer día a Blanca (acaso por la imposibilidad francesa de pagar la dote convenida de 300.000 florines de oro) y se marchó con María de Padilla, doncella de la mujer de D. Juan Alfonso de Alburquerque.
Con esta situación político-social de fondo, la nobleza aprovecha este momento para sublevarse. En este contexto, D. Juan Alfonso de Alburquerque no duda en asistir a una Junta de Caballeros y personas notables, reunidas en Valladolid para estudiar el descarado escándalo público del rey con Dña. María de Padilla, y tomar decisiones. La coalición nobiliaria era muy heterogénea: los bastardos de Alfonso XI, de los cuales era la cabeza Enrique, casado con Juana Manuel; Fernando de Aragón, candidato al trono de Castilla si Pedro I moría sin sucesión. El propio D. Juan Alfonso salió elegido para comunicar al rey lo acordado, (reprocharle las escandalosas y públicas relaciones adúlteras con María de Padilla), cosa que así hizo, logrando que la ira del rey recayera implacablemente contra su antiguo preceptor y valido, cayendo en desgracia, desde ese momento (1353).
- Los rebeldes excitaron el sentimentalismo popular por el abandono de Blanca y contaron con el apoyo de Francia y del Pontífice, que excomulgó al rey de Castilla. El posterior matrimonio de P. con Juana de Castro (1354) hizo más confusa la situación.
La ira de D. Pedro, para con su preceptor y ex-valido tuvo, entre otras, las siguientes consecuencias, en Extremadura:
D. Juan Alfonso de Alburquerque, enemigo declarado ya de Pedro I, tomó parte en la conjura para que el reino de Castilla pasara a Portugal, aliándose con D. Enrique y D. Fadrique y murió envenenado, a instancias de Pedro I, en Medina del Campo, a finales de Septiembre/primeros de Octubre del año 1354. El rey le despojó de todos sus privilegios y propiedades. Tan sólo un año antes, el 3 de Junio de 1353, había presidido la ceremonia de boda de D. Pedro y Doña Blanca de Borbón, como padrino de la ceremonia, junto a la reina doña Leonor de Aragón, en Santa María la Nueva (Valladolid).
El fuerte carácter del de Alburquerque, le hizo llevó a dejar escrito en su testamento que su cuerpo no debía ser enterrado hasta que se lograran sus propósitos y "así el cadáver cabalgaba junto a sus huestes, estando presentes en los consejos de guerra, hablando por él su mayordomo Rui Díaz de la Cabeza de Vaca".
A su paso por la ciudad de Toro se hizo un desfile delante de su cadáver, llamando una vez más al Rey al orden moral. Luego se procedió a darle sepultura, según su deseo, en el Monasterio Cisterciense de la Espina, (cercano a la localidad de Ureña, en Valladolid) cuyas obras había concluido, y donde fueron enterrados su esposa, doña Isabel de Meneses y su hijo, D. Martín Gil.
Escudos del linaje de D.Juan Alfonso de Alburquerque.