Eduardo Rodrí­guez Gordillo

D. Eduardo Rodríguez Gordillo.

      Don Eduardo Rodríguez Gordillo fue el último párroco de la iglesia de San Martín de Medellín. Fue un gran erudito y un excelente historiador de esta Villa.

      Su padre era natural de Holguera (Cáceres) y su madre de Los Santos de Maimona (Badajoz). Nació D. Eduardo en Herrera del Duque (c. 1849), pero su ministerio lo ejerció en la diócesis de Plasencia. Su llegada a Medellín tuvo lugar el primer día de julio del año 1883. Su labor pastoral la desarrolló como párroco de Abertura (Cáceres) y de la parroquia de San Martín de Medellín, también desempeño los cargos de Ecónomo de Higuera de Albalat (Cáceres), Navalvillar de Pela (Badajoz), Abertura y Romangordo (ambos en la provincia de Cáceres).

      A mediados del s. XX los metellinenses recordaban a D. Eduardo como un hombre sencillo, de carácter duro y carismático, un gran orador, muy generoso y amigo de hacer el bien siempre que podía. Cura de su tiempo, muy implicado con el pueblo llano y con sus faenas agrícolas; él mismo contribuía, a veces, al cuidado de una pequeña finca de la parroquia. El gran biógrafo de Cortes, Carlos Pereyra, al que sirviera de guía durante su estancia de documentación en Medellín, lo retrató así:

     «Alternaba la sotana de clérigo con la chaqueta de labrador. Pronto pude advertir que lo mismo sabe sembrar un campo y construir una casa, que decir un sermón o componer un libro.» 1

          Su obra historiográfica manuscrita2 fue publicada como “Apuntes Históricos de la Villa de Medellín3 en diferentes periódicos del comienzos del siglo XX4, como boletines por entregas. Se trata de una obra única en su clase, necesaria e imprenscindible para la historiografía de Medellín, especialmente porque la Batalla de Medellín (28 de marzo de 1809) y sus secuelas, y la  Guerra Civil (1936-1939) dejaron sin archivos municipales ni parroquiales a esta Villa. Con esta obra D. Eduardo salvó un cúmulo de datos históricos y culturales del olvido y se los devolvió a la historia. Con paciencia de orfebre detallista  resume los recuerdos históricos de la villa y resume los más imortante datos históricos de los archivos parroquiales. De esta forma con su labor archivística, con su observación personal y con los testimonios de la tradición oral, teje una obra que enlaza con la de Don Juan Solano de Figueroa y Altamirano ("Historia y Santos de Medellín...") 

     Como "cronista local", nos reseña magistralmente el devenir de la Villa. A modo de ejemplo citaremos tres hechos:

  • Inauguración del monumento a Hernán Cortes en el año 1890, donde fue "figura destacada, sobre todos los oradores de turno a quienes anuló, según los datos de la prensa de aquel tiempo y que él tuvo la delicadeza de copiar para sus apuntes históricos." (García Sánchez, F., 1976: 3)
  • Valiéndose de la memoria de las personas mayores de Medellín, nos detalla cómo era la casa de Hernán Cortés, antes de quedar totalmente destruida, en la década de los años 50 del siglo XIX.
  • Critica ferozmente que la Corporación alejara todo lo posible la estación de ferrocarril de la Villa e impidiera que se construyera "muy cerca de la derruida Ermita de San Blas, que es el sitio que señalaron los Ingenieros al hacer el trazado de la vía por los años 1860 [...] se opuso el pueblo, que del capital de sus propios había entregado un millón de reales a la Empresa constructora, y esta no pudo menos de acceder a tan necia exigencia, y alejar la Estación, con perjuicio sí de la Empresa, pero mucho mayor del pueblo." 5

    Como activista cultural, implicado con el patrimonio de la Villa de Medellín, Don Eduardo recupera de entre los escombros el escudo de armas del Marqués del Valle Oaxaca ("una piedra de granito en la que está muy bien labrado su escudo de armas"6), que el propio Cortés mandó tallar para la capilla de Ntra. Sra. del Socorro -primera al lado del Evangelio-, que mandó construir y sufragó en el convento de San Francisco como panteón funerario familiar7

      Su fecunda labor erudita y pastoral acaba el 17 de enero del 1924, tras haber dirigido la parroquia de San Martín Obispo y posteriormente recalar en la de Santa Cecilia, permaneciendo en Medellín por espacio de más de cuarenta años.

              Para saber más de su vida...      

Edición facsimil de su obra.

 © Asociación Hca. Metellinense..

 

 


(1) PEREYRA, Carlos. Hernán Cortes. 1931. Madrid, Aguilar, 1931. p. 11.

(2) El manuscrito fue rescatado de los archivos de la Parroquia de San Martín por un oficial del Ejército Republicano y entregado para su custodia a la maestra nacional Dª. Cecilia Gómez. En 1953 el médico humanista D. Celestino Vega Mateos se lo facilita a García y Bellido, en su estudio sobre El puente romano de Medellín. A partir de ese momento el manuscrito está desaparecido.

 (3) RODRÍGUEZ GORDILLO, Eduardo (s.a. 1920): Apuntes históricos de la Villa de Medellín. Imprenta y Librería Santos Floriano. Cáceres. 

 (4)  Hasta la fecha sabemos que se inició la publicación de los Apuntes, por entregas, en el periódico de Badajoz "Archivo Extremeño", en 1910, pero sólo se llegó a publicar el Prólogo y el Índice. El semanario cacereño "El correo extremeño" inicia otra publicación entre 1913 y 1915 pero no se finalizaría porque este periódico, nacido el 6 de enero de 1913, se despide de sus lectores el 25 de diciembre de 1915. El único ejemplar incompleto (recopilado) conocido se encuentra en la Biblioteca IX Marqués de la Encomienda de Almendralejo (Badajoz). 

    Por último, la Libería Católica Santos Floriano, que editaba El Correo Extremeño, funda su propio periódico en 1915, La Montaña. Y va a ser  en este diario donde se lleve a cabo la última edición, esta vez completa. Con un formato idéntico al de El Correo Extremeño, esto es, dos páginas en la penúltima y ultima hoja del diario, que después se recortaban y plegaban para formar el libro. La fecha de esta publicación comienza en 1916, como afirma el propio R. Gordillo (Apuntes..., p. 797), pero no sabemos de su finalización, por carecer de ejemplares de este periódico que lo confirmen. Desde el comienzo de su publicación el erudito historiador y primer Director del Museo Arqueológico Provincial de Cáceres, D. Juan Sanguino Michel (1916-1921), se encargó de recopilar con esmero todos los números del diario y completar íntegramente los Apuntes de D. Eduardo. Ese libro, único ejemplar conocido, se encuentra en la Biblioteca del Museo Arqueológico Provincial de Cáceres, consta de 806 páginas, finaliza con la palabra "FIN" y no presenta ningún salto en su paginación. La Asociación Histórica Metellinense ha mediado ante la Federación Extremadura Histórica para llevar a cabo una rimera edición crítica facsimilar, que fue presentada en Medellín en abril de 2016.

(5) Rodríguez Gordillo, E. Op. cit. p. 771

(6) Íbidem, p. 182.

(7)  "... en ese año [1629] [Hernán Cortés] estuvo en Mérida [...]: antes de esta fecha, había mandado desde Méjico las sumas bastantes para hacer una Capilla en el Convento de Franciscanos de esta villa; con objeto de que sirviera de enterramiento para él y sus padres, y cuando él vino, ya había muerto su padre, y se había enterrado en dicha Capilla: entonces fue cuando Hernán-Cortés mandó labrar y colocar en ella, este escudo [...]: su conservación y hallazgo ha sido verdaderamente providencial, se echó a los frailes fuera del Convento, se vendió este, se le derribó para llevar la piedra a D. Benito; entre la mucha que llevaron ¿por qué no fue ésta? ¿por qué ha permanecido más de cuarenta años entre las ruinas y escombros del Convento? ¿Por qué entre tantas personas como allí la vieron, nadie se fijó y apreció lo que valía? Una tarde del mes de Abril del 1886, hizo este importante hallazgo el Párroco de San Martín de esta villa [...], lo recogió y guardado lo ha tenido, ..." Íbidem, pp. 697-698.

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