Leyenda y realidad del II Conde de Medellín.

 

        A la muerte del primer conde de Medellín sucedió su hijo primogénito Don Juan Portocarrero y Pacheco. No obstante, su madre, la varonil y belicosa doña Beatriz Pacheco, le disputó los derechos al Condado encerrándole en el propio castillo. Muchos autores ven en este hecho la inspiración del esquema argumental de "La Vida es Sueño", del escritor barroco don Pedro Calderón de la Barca.

 

 

LA LEYENDA

         La tradición oral y los datos históricos se funden en manuscritos de cuadernos escolares de comienzos del siglo XX. Del cuaderno de una alumna, realizado alrededor de 1933, transcribimos literalmente:

        "A la muerte de este primer Conde sucedió su hijo primogénito y heredero Don Juan, a quien su madre disputó los derechos al Condado encerrándole para su seguridad en una habitación secreta y casi subterránea de la planta baja del cubo o torreón que ocupa la parte central de la muralla que mira al Guadiana.

    Nada menos que cinco años, según datos de la tradición, estuvo el desgraciado Don Juan encerrado en aquella reducida prisión sin mas luz que la muy escasa que entraba por la aspillera que aún existe, ni mas ventilación y aire que el de aquel pequeño espacio dentro del cual tenía que satisfacer todas sus corporales necesidades y sin ver ni hablar a nadie más que al criado que, de vez en cuando, bajase -también colgado- a limpiar la habitación.

    Entabladas las negociaciones parece que don Juan exigió se rompiera el muro como hoy está y aún se conserva la rotura, tratando de probar, por ésta su inocencia, al salir por sus pié y no colgado como entró".

Segunda y tercera páginas de la libreta escolar de Dña. Rosalía Muñoz García.  Cuarta y quinta páginas de la libreta escolar citada.  

 Los datos documentales avalan parte de la leyenda:

 

"131  Doña Beatriz Pacheco, ya viuda del Conde don Rodrigo, puso demanda a su hijo don Ivan de Portocarrero sobre el Estado y Titulo de Medellín, alegando pertenecerle por aversele dado don Ivan Pacheco su padre: y para mayor seguridad, prendio a su hijo en una torre del Castillo que mira al Guadiana, donde le tuvo en dura carcel cinco años; hasta que por muchos ruegos de personas de autoridad, le dio libertad, echandole de su casa. Deste sucesso hizo ocasion para tomar armas en favor de Doña Juana, pretensa Reyna de Castilla, porque temio no la obligasen por justicia a restituir a su hijo este Condado" 

(Solano de Figueroa: 1650. pp. 118-119)

 

Apertura del muro de la Torre Norte del Castillo. (Foto F. García, 1985)Detalle del muro horadado. (Foto J.F. Holguín, 8/03)

    Según la tradición, por expreso deseo del II Conde de Medellín, se hubo de romper la muralla de la base del torreón para dar fin al cautiverio a que, durante cinco años. lo había sometido su madre, la varonil Condesa de Medellín.

        "Entabladas las negociaciones parece que don Juan exigió se rompiera el muro como hoy está y aún se conserva la rotura, tratando de probar, por ésta su inocencia, al salir por sus pié y no colgado como entró".

 

 

 

       Otra leyenda del II Conde de Medellín...

        "Estando ambos, Doña Beatriz y don Juan, su hijo, en el castillo de Belmonte, reclamando el apoyo familiar a sus respectivas causas, ocurrió que se recibió cédula real de la reciente coronada Isabel I de Castilla, y que ofrecía el dictamen favorable a los intereses de D. Juan. Al recibir la noticia, fue tal el arrebato colérico de Dña. Beatriz, que hizo encerrar a su hijo en las mazmorras del castillo. Éstas ocupaban la parte más profunda de la torre del homenaje y sólo se podía acceder a ellas por un agujero en el techo sobre el que, para total control, Dña. Beatriz hizo colocar un sitial. Y no se conformó sólo con eso, sino que, además, ofreció el apoyo de Medellín a la causa de Dña. Juana "La Beltraneja"  en su lucha, contra Isabel y Fernando, por el trono de Castilla.

Castillo de Belmonte (Agosto, 1999). Foto cedida por D. Francisco García Sánchez

        Pero como es sabido la causa de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, resultó triunfadora. Tras la batalla de Toro, de 1476, los Pacheco son desposeídos de la mayor parte de sus posesiones y Dña. Beatriz es obligada a aceptar el dictamen que resolvía la pertenencia del Condado de Medellín a favor de su hijo... Y fue entonces cuando ocurrió lo más peculiar de esta historia: Cuando comunicaron a D. Juan Ponce de León lo acontecido y fueron a sacarlo de las mazmorras, éste se negó a salir por el agujero del techo por el que había entrado y exigió que derribasen el muro de la mazmorra par poder salir con la dignidad que reclamaba la razón de su causa.

    Enterada del suceso la reina Isabel, ordenó que el acceso horadado en la torre del homenaje perdurase abierto para siempre, en recuerdo del triunfo de la justicia y como desdoro en el linaje de los orgullosos Pacheco. Y, por este motivo, el castillo de Belmonte luce desde entonces, una torre del homenaje con una frágil puerta en su base, recordándonos a todos que de nada sirve la robustez y soberbia de la fuerza si no está cimentada por la solidez de la verdad y la razón".

 

 

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