CAMPANEROS DE MEDELLÍN
CAMPANEROS METELINENSES
El oficio de campanero ha tenido una gran importancia a lo largo de la historia. Los chinos ya usaban las campanas hace más de 4.000 años y los egipcios las tocaban en sus ceremonias funerarias1. Desde la antigüedad se han empleado para dar avisos a los pueblo, con fines religiosos, para indicar la hora e, incluso, para señalar la jornada laboral de las tareas agrícolas.
Se atribuye a San Paulino de Nola -patrón de los campaneros- la introducción de la campana en los templos católicos para llamar a la gente a las reuniones, con este instrumento de metal que retumbara a lo lejos, y esto ocurrió en la región italiana de Campania2.
En la Iglesia católica se identifican, desde antiguo, hasta 30 tipos de toques. Los más conocidos en Medellín, a decir de uno de los capaneros locales son: "repique de gloria", "el toque de difuntos"3 o doblar de campanas), "toque de vísperas", "toque de fuego" -también llamado de arrebato porque anuncia siniestro, generalmente fuego-4... Cada toque tiene su ritmo y se acompasa con los sonidos de las distintas campanas, con sus diferentes tonos y timbres. (Cfr. El lenguaje de las campanas).5
El toque de difuntos, que comprendía desde la tarde del día 1 de noviembre, hasta el mediodía del día 2 (de los difuntos), era recordado porque el doblar de las campanas se hacía de forma alternativa con una campanada en San Martín y otra en Santa Cecilia.6
Las campanas se fundían en diferentes tamaños, y solían llevar inscripciones con el nombre con el serían bautizadas, datos de la fecha de su fundición y de la empresa que las fundía. El tono y timbre de su sonido dependía del tamaño de la campana y de la riqueza de la aleación del bronce, formada por cobre y estaño. Este segundo elemento puede aparecer en porcentajes que oscila desde el 3 al 20%.
El rico patrimonio campanero es una de los que primeros que sufre expolio en cualquier guerra con objeto de obtener metal barato para la fabricación de armas: cañones, armamento individual, metralla... En el caso de Medellín, en la Guerra Civil (1936-39), desaparecieron ¿todas las campanas de las iglesias metelinenses?. El 14 de marzo de 1960 se colocan campanas nuevas en la Iglesia de Santa Cecilia, y en octubre de 1972 se hace lo propio en San Martín. Al año siguiente, en el mes de enero, TVE grabaría dos programas para TVE con el toque manual, a cargo de D. Juan García García, alguacil, y uno de los campaneros locales. La electrificación del volteo de las campanas llegará en 1978 y en febrero de 2000, a Santa Cecilia y San Martín, respectivamente.
Para homenajear y potenciar el buen hacer de los campaneros metelinenses de mediados del siglo XX, se instituye un concurso de campaneros en la iglesia de San Martín, a partir de 1972 (constatato documentalmente hasta el año 1977), haciéndolo coincidir con la festividad de Santa Cecilia, con la inestimable colaboración de TVE y de RNE. Al mismo concurrirían numerosos campaneros locales y foráneos. A la memoria de estos campaneros metelinenses7, que se irá enriqueciendo con nuevas aportaciones, se dedica este artículo: D. Antonio Moreno González8, D. Joaquín Gallego Lozano, D. Juan García García, D. Antonio y D. Juan Peribáñez Leal, D. José Parejo Navarro y D. Pedro Ángel Haba Sánchez.9 Hay constancia documental de la participación de, al menos, otros campaneros extremeños en este concurso: D. Juan Gómez Blanco (Oliva de Mérida) y D. Juan Romero Murillo (Quintana de la Serena).
Muchos otros han sido los campaneros de Medellín, muchos de ellos como parte de sus tareas de monaguillo, aunque no participaran en estos concursos, a ellos también dedicamos este artículo: Emilio Monge Moreno, Domingo Haba Ortiz, José María Custodio Simón...
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1. Cfr. Blogspot Dovane63:
2. Según el Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana de Juan Corominas, "campana" es un epónimo de Campania, pero es por los repcipientes de Campania que se construían con bronce de la mejor calidad.
3. En la antigüedad, este tipo de “toque de difuntos”, se realizaba de forma diferente dependiendo de si la persona fallecida era hombre o mujer.
4. En Medellín se daban 14 series si el fallecido era varón, y 15 si se trataba de un mujer.
Traemos aquí la mención de dos repiques "extraordinarios" que tuvieron lugar en Medellín, con motivo de la erección del monumento a H. Cortés, en 1890:
"... un kilómetro antes de llegar [el camión que transportaba desde la estación de ferrocarril el conjunto de piezas que componían el monumento a Cortés], las campanas de todas las Iglesias dejaron oir sus acordes y alegres sonidos." Rodriguez Gordillo, E. Apuntes Históricos de la villa de Medellín..., Cáceres, 1916. pp. 700-701)
"Se dio un repique general de campanas en las tres Parroquias, para anunciar al pueblo tan fausto suceso [el inicio formal del acto oficial de inauguración del monumento a Cortés, el 2/12/1890]; se reunió éste con las Autoridades, personas invitadas y numeroso concurso de fieles en la Iglesia de Santa Cecilia, por ser la más próxima, de la que salió la procesión, precedida de las cuatro mangas parroquiales, a las que presidía la de Santiago, por ser la Parroquia principal, con el Párroco de ella vestido de capa pluvial, el de Santa María del Castillo, y el Ecónomo de Santa Cecilia, sirviéndole de Ministros; seguían los individuos de la Comisión del Monumento, los del Ayuntamiento, Juzgado Municipal, Guardia...". (Rodríguez Gordillo, E. Op. cit. p. 693)
5. Las campanas se tocaban habitualmente desde dentro, tirando de la cuerda de badajo. Hoy, cuando la mayor parte de las campanas están electrificadas, el toque lo hace un "martillo" que golpea la parte exterior de la campana. Otras se tocan por volteo, es decir dando vueltas sobre un eje y el badajo toca cada vez que cae sobre el cuerpo de la campana al darse la vuelta completa.
6. Para "ayudar" a pasar la tarde y noche de difuntos, en la mañana del día uno de noviembre los campaneros y monaguillos (que solían ejercer de aprendices de campaneros), recorrían el pueblo pidiendo entre los convecinos la "chaquetía" (granadas, melones, higos..., así como elementos para cocinar unas migas extremeñas), de la que daban buena cuenta en esas horas. Los mayores recuerdan, con motivo del toque alternativo de campanas entre los dos templos, un dicho, que a modo de broma, decían desde la torre los jóvenes campaneros, cuando advertían un ligero retraso en el ritmo: "San Martín que te duermes" vs. "Santa Cecilia que te caes".
7. "... y el alegre repique del triunfo que con tanta maestría aprendieron después nuestros "campaneros", que en honor a la Patrona de la música Santa Cecilia, nuestra Patrona, hacen el armónico coro de una música metelinense, que hasta hace años eran los mejores de Extremadura." García Sánchez, Francisco. “Las campanas de Compostela y Medellín”, Ventana Abierta, Aprosuba-4 Minusval-II, Don Benito (Badajoz), 1993. pp. 44-45)
8. Nuestro colaborador D. Antonio Nevado (Dovane 63) nos hace llegar un párrafo de un diario regional, que a modo de homenaje póstumo o epitafio, está dedicado a D. Antonio Moreno González.
«Revisando un diario regional de finales del siglo pasado me encontré con un artículo que hacía referencia a un viejo campanero de nuestro entorno: “EL ABUELO” CAMPANERO MAYOR DE MEDELLÍN.
"Contaba con algo más de 82 años cuando a las 9 de la mañana de un domingo de 1975, cuando las campanas de la torre de Santa Cecilia, se disponían a avisar a sus feligreses para la misa, a unos pocos metros de distancia del templo, en su domicilio particular de la C/. Margallo, nº 2, un infarto de miocardio cerraba los ojos del más antiguo y venerado de todos los campaneros de la histórica villa de Medellín, el anciano Antonio Moreno González, maestro en el arte de hacer hablar a los badajos.
Este señor era una verdadera institución en el pueblo y muy querido, prueba de ello es que unas 600 personas desfilaron por delante de su cadáver. Era conocido como “El abuelo”, un hombre sencillo, bondadoso y sin enemigos.
En 1973 había quedado segundo entre los competidores del Concurso de Campaneros de Televisión Española."»
9. Para hacernos una idea de la valoración del oficio de campanero en nuestra villa en el primer tercio del s. XIX, nada mejor que traer una cita de un documento extractado, de 1841:
"Según un documento fechado el 20 de Diciembre de 1841, las dotaciones del clero de esta villa y de los dependientes o servidores de sus Parroquias, calculadas por los productos de sus bienes, en el quinquenio de 1829, a 1833 eran los, siguientes. El Párroco de Santa Cecilia 5.949 reales. El Beneficiado 4.509. — El sacristán 550.— El Monacillo 100 y el campanero 100.— 11 Párroco de San Martín 4.186 reales.— El Sacristán 550.— El Monacillo 120.— El Cura Ecónomo de Santa María 2.384 reales.— El Sacristán 400.— El monacillo, 100.— El Ecónomo de Santiago 4.898.— El Sacristán 550.— El monacillo y Campanero 120. (Rodríguez Gordillo, E. Op. cit. p. 302).