MARGARITA SOLDEVILA Y PUENTE
Margarita Soldevila Puente
Margarita Soldevila Puente (Medellín, 1892 - Don Benito, 1975) nace el día 1 de noviembre de 1892, a las nueve de la mañana, casi con toda seguridad en el número 14 de la calle San Francisco. Fueron sus padres D. José Soldevila y Gari, natural de Manresa (Barcelona), y Dª. Margarita Puente Lozano, natural de Medellín. Su padre José, hombre considerado por sus conciudadanos como "persona íntegra", fue comerciante en Don Benito y ¿actuó como notario en la villa de Medellín?
Según cuenta el párroco dombenitense D. Juan José Gallego Palomero, Canciller Secretario General de la Diócesis de Plasencia, al levantar la tumba de Margarita, su cuerpo estaba incorrupto, signo de santidad. Sus abuelos paternos fueron D. Juan Soldevila Grau, natural de Pons (Lérida), y Dª. Jacinta Gari Malató, natural de Barcelona; los maternos fueron D. Francisco Puente Calderón, natural de Olivenza (Badajoz), y Dª. María Lozano Sánchez, natural de Medellín. Sus tres hermanos fueron: Dª. María de los Ángeles (Don Benito, 02.08.1881), monja de las Adoratrices en América, D. José María (Don Benito, 16.10.1884) y Dª María Patrocinio Margarita Jacinta (Don Benito, 13.11.1887). Sabemos además que otro hermano más pequeño, de nombre José, murió el 8 de marzo de 1887 con dos años, a causa del sarampión, siendo la primera víctima de la epidemia que se declarara ese año en Medellín.
Fue una dama de ascendencia ilustre, según cuentan Genoveva Simón y Ana Blanco Casallo, quienes la conocieron. Era una mujer alta, fuerte, elegante, culta y generosa1. En su estancia en Medellín, donde vivió de alquiler -en el número 14 de la calle San Francisco, en la conocida como Casa Grande o de la Hermandad-, enseñó a pintar a señoras de la época. Se reunían en una casa de la calle Méjico, llamada por la ciudadanía metelinense como "el casino de las mujeres". Quedó de ella en Medellín, como recuerdo, un paño de altar pintado con lirios lilas y, en el centro, la figura del Santísimo Cristo de San Martín.
Una de sus mejores amigas fue Dª. Silvia Valdaliso Molina, a la que más de una vez le sugirió que se fuese con ella a Don Benito, indicándole que en esta localidad estaría muy bien. Silvia, que también era soltera, vivía en Medellín junto a su hermana Virginia, el marido de ésta, que era ingeniero agrónomo, y el hijo de ambos, Enrique, que estaba paralítico. En Don Benito residió en el número 7 de la calle de Don Pedro Granda, Casa Palacio de los Condes de Campos de Orellana, donde era dama de compañía de doña Luisa de Torres-Cabrera y Gómez-Galeano (1872-1960), esposa de D. Pedro de Granda y Calderón de Robles (1854-1927), II Conde de Campos de Orellana (1892-1927).
Mantel de altar pintado por Margarita Soldevila, destinado a la Capilla del Cristo de la Misericordia (conocido popularmente como Cristo de San Martín), de la Iglesia metelinense del mismo nombre. La imagen del Cristo, con el fondo del puente y el castillo, estaba muy deteriorada y difusa -en algunos punto casi imperceptible-, siendo restaurada por Dª. Mª de los Ángeles Moreno Palomares en los primeros años del siglo XXI. Para ello hubo de calcarse las siluetas y en un nuevo tejido repitar los temas originales y coserlo al antiguo, que estaba muy dañado.
La imagen del Cristo de San Martín fue destruida durante la Guerra Civil (1936-1939)2, procediéndose a encargar una réplica desde la Parroquia de Santa Cecilia, que fue bendecida el día 22/11/1974 y trasladada al templo de San Martín Obispo en enero de 1982. Ésta es la imagen que preside el ábside en la fotografía.
Margarita fue pretendida por José de Granda y Torres-Cabrera (1894-1930), hijo del II Conde y a la sazón III Conde de Campos de Orellana (1927-1930). Ella no correspondió a esa pretensión, manifestándole que estaba consagrada a Dios, y éste, ante tal respuesta, le propuso dirigirse a Su Santidad el Papa para solicitar la correspondiente licencia. Ante este planteamiento, también fue rotunda: dijo que no, que el Papa no tenía conocimiento de su consagración a Dios. D. José de Granda y Torres-Cabrera fallecería en Madrid el 16 de julio de 1930 y, en su testamento, dejaría todos sus bienes a Margarita Soldevila, a quien José llamaba "Margot”. Ante esta sorpresa, Margarita decidió renunciar a la herencia, respondiendo que "a quién no quisiera en vida, no puedo querer sus bienes". Tras el fallecimiento de doña Luisa de Torres-Cabrera, ocurrido el 22 de agosto de 1960 en San Sebastián, ofrecieron a Margarita pedir un deseo, solicitando ésta, viajar a América para visitar a su hermana, que formaba parte de la Congregación de las Adoratrices. Desde el Convento le enviarían, con posterioridad, fotos y escritos tras el fallecimiento de su hermana. Margarita tuvo una asignación mensual, aunque no admitió aceptar nada de su pretendiente, D. José de Granda.
Durante la Guerra Civil marchó a Barcelona con sus primos, pues era perseguida por ser católica. Allí, como mujer muy culta que era, escribió en periódicos y revistas. Según cuenta el párroco dombenitense D. Juan José Gallego Palomero, existen documentos escritos por Margarita, con poesías y otros textos referentes al Cristo de San Martín, que fueron donados al Párroco de Santa María del Consuelo de Don Benito por el propio Juan José. Estos documentos se encuentran en los Archivos de la Parroquia dombenitense.
- Cuadro con una Panorámica castillo e iglesias (óleo sobre tela aterciopelada). Autora: Margarita Soldevila. No enmarcado, colgado a modo de tapiz. (167*83 cm). Localización: despacho del Sr. Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Medellín.
Las organizaciones femeninas que se constituyeron a principios del siglo XX solían estar integradas por mujeres de alto estatus social y, en general, se muestraban imbuidas por el pensamiento católico. Ese mismo pensamiento es el que se desprende de los escritos de dos mujeres que colaboraron con el "Correo Extremeño" a lo largo de casi toda la vida del periódico (1927-1931): Margarita Soldevila y Regina Merchán Vargas (tras su matrimonio, ésta firmaba sus escritos como Regina Merchán de Terejo). Desde las páginas de este diario, Margarita luchó por los derechos de la mujer. En el año 1927 Margarita apoyará, con un puñado de líneas en las páginas del diario, las acciones que María de Perales, marquesa de la Rambla, realizó en la Asamblea en Madrid para oponerse a una reforma educativa que pretendía dejar la Religión con carácter de elección voluntaria en el programa de estudios3.
Margarita, mujer muy generosa y creyente, tocaba el órgano en la Parroquia de Santiago Apóstol de Don Benito. Falleció soltera en Don Benito el 4 de marzo de 1975, con 83 años, en el número 7 de la calle de Don Pedro Granda, a consecuencia de una fractura de cráneo (suponemos que tuvo una caída, que a decir de algunos ocurrió en la propia Iglesia de Santiago de D. Benito). Fue su albacea testamentario D. Delfín Martín Recio, Párroco de referido templo.
Recopilación: Daniel Cortés González. Asociación C. Torre Isunza
1. Dª. Elena Vega Rodrigo -persona a la que Margarita apreciaba mucho-, hija del grán médico humanista D. Celestino Vega Mateos la describe así:
"... era una persona muy elegante y distinguida, culta, sencilla, a quien se quería pronto... Era muy amiga de mis padres, visitándonos con bastante frecuencia. En las conversaciones era frecuente hablar de Medellín, de sus buenos tiempos, siglos atrás; así com de su propia juventud en la villa. Era una persona muy generosa y desprendida. En una ocasión me sorprendió con un regalo en una cajita que contenía un conjunto de pendientes y sortija en oro de 24 kilates adornadas con camafeos.
Tenía una hermana monja, en América del Sur. Era muy amiga de Dª. Anita Nicolau, con la que pasaba temporadas en su casa de campo de Medellín, en la Sierra de Remondo. Uno de los molinos, cerca del puente, creo que eran de esta familia. Era señoríta de compañía de la Condesa de Don Benito y «un hermano de ella la pretendía (sic)». Al morir la Condesa le dejó en herencia una casita que se encontraba bastante descuidada, y que no fue de total agrado de Margarita. Margarita fallecería poco tiempo después que la Condesa (sic)".
2. Véase: COVARSÍ YUSTA, A. “Extremadura Artística. Destrucción del tesoro artístico nacional en la provincia de Badajoz. La huella marxista. III. Rev. de Estudios Extremeños . T. XIII n. 2, mayo-agosto 1939. pp.167-170; y COVARSÍ YUSTA, A. “Extremadura Artística. Seis años de despojo y destrucción del tesoro artístico nacional”. III. Rev. de Estudios Extremeños . T. XI n. 1, abril 1937. pp. 83-84. Según D. Juan José Lozano Santo, Adelardo Covarsí Yusta fue uno de los Agentes de Vanguardia del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, comisionado para el estudio de los retablos desaparecidos en la provincia de Badajoz. En el Ministerio de Cultura, Delegación Provincial de Bellas Artes de Badajoz, se pueden consultar sus informes mecanografíados en los que se basó para la redacción de los artículos citados más arriba
Dª. Julia Romero Cortés, nacida Medellín, coincide en que:
"Era una persona de porte muy elegante. La recuerdo de traje gris moteado de blanco, con el cuello blanco. Silvia Valdaliso era amiga íntima suya"
"Era muy amiga de mi familia, especialmente de mi abuela. Yo la conocí poco porque ella vivía en Don Benito, aunque venía todos los veranos a Medellín. Además, me casé en 1965 y me fui a Madrid. Era señorita de compañía de la Condesa de D. Benito, y el chófer de la familia -Enrique, creo que de apellido Paredes, estaba casado con una metelinense. Su hijo, Enrique, apoyado por la familia Granda, se titularía como Ingeniero Agrónomo."
3. La escritora se felicita que aún no haya acabado "esa raza fuerte de Isabeles y Teresas, que son honra de su sexo y saben defender con energía santa la Religión divina, a quien tanto deben. El día funesto que esa raza desapareciera y la ola de sensualismo y frivolidad lo envolviera todo... bien pudiéramos preparar una grande arca, cual otro Noé...”. La palabra “feminismo” se instaló en las páginas del “Correo Extremeño”, sin demasiada precisión sobre su significado, pero indudablemente relacionada con el pronunciamiento público de mujeres que exigían mejoras en todos los ámbitos. Destaca el hecho de que algunos de los grupos de mujeres que saltaron a las páginas del diario tienen su origen en pequeñas localidades y con iniciativas se dirigen a la resolución de problemas inmediatos, pero también de grandes asuntos de profundo calado, como las guerras. Margarita Soldevila Puente, cuyos escritos eran indudablemente apreciados por muchos lectores, fue requerida para dar su opinión sobre la noticia de la creación de una Liga Feminista de Mujeres por la Paz, surgida en Valle de la Serena. La escritora animará a las mujeres en su iniciativa, no sin dejar de recordarles que la paz no existe “si no reina la de Cristo en nuestro corazón”.
FUENTES:
- BARRADO TIMÓN, María de las Mercedes (2008): “La violencia de género en el Correo Extremeño (1927-1931)” en Revista de Estudios Extremeños, T. LXIV, número 1.
- MEDELLÍN. Juzgado de Paz.
- Correo Extremeño. Badajoz, 26-9-1929.
- Archivo Parroquial de la Iglesia de Santiago Apóstol de Don Benito.
- Testimonio oral de:
- D. Juan José Gallego Palomero
- Dª. Genoveva Simón
- D.ª Ana Blanco Casallo
- Dª. Elena Vega Rodrigo
- Dª. Julia Romero Cortés
- Testimonio oral y fotografías facilitados por la Asociación Histórica Metellinense, a través de Dª. Mª de los Ángeles Moreno Palomares, Vicepresidenta.
Testimonios orales e imágenes recopilados por Mª de los Ángeles Moreno Palomares.
Vicepresidenta de la Asociación Histórica Metellinense
Medellín, septiembre, 2019 -diciembre de 2020